1.7.06

Una vez aclarada aquella cuestión, nos metimos de lleno en el libro. Con el ego a salvo, Sandra repitió la misma operación que se había truncado ante mi negativa de desvelar la procedencia del libro; buscó la última página. Este detalle revelaba una personalidad ansiosa y el mismo candor que había demostrado yo cuando hice algo parecido con la secreta esperanza de leer algo así como: “…y entonces, con un cuchillo de grandes dimensiones…”. Nada de eso, lo que parecía el final, y luego descubrimos no era tal, estaba ocupado por unas confesiones dolorosas mas propias de un diario íntimo:
“ ¿Cuántas veces más habría de pagar mi dolor las deudas de tus deseos y debilidades?. ¿ Cuántas veces fue mi ignorancia la que lavó tus culpas?. Nunca llegaré a saberlo porque ya no hay forma, no hay testimonios fiables. Maldigo la debilidad que me impide poner fin a estos absurdos tormentos.
Maldigo a los imbéciles que murmuran en mi ausencia y a los que me compadecen. Durante años he confundido mi debilidad con la bondad . Se ha levantado ante mí una categórica evidencia. Mi personalidad se ha convertido en un rompecabezas compuesto e pequeños miedos, a la soledad, al ridículo, al dolor…al destino. No soy un hombre bueno, sino un pobre diablo que teme darle a Dios una patada en el culo, no sea que exista y se moleste. Estoy harto de los que se buscan así mismos en el Tíbet cuando podrían haberse encontrado, haciendo fintas frente al espejo del baño, o poniéndose los pantys de su hermana un día en que quedó solo en casa. El que dijo que la vida no era un lecho de rosas, omitió describir lo que en realidad era, un prostíbulo que huele a mierda y cloro, habitado por gente que hace cualquier cosa por despertarse mañana,una vez más. Me reconozco como un amargado, no considero a esta clase de hombres como algo detestable o dignos de pena, todo lo contrario, es un signo de lucidez; el optimismo, en cambio , se me antoja como un defecto de quinceañeros e idiotas que tropiezan con las calamidades sin darse cuenta, son los más peligrosos.”

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