25.10.06

Día de marrones, y azules infinitos

Hoy he vuelto a hacer tareas que no me gustan; uno va especializándose en cosas grandes, bellas maldades entre el arte y la política. ¡Qué me vienen a mí, Luzbel Guerrero, tras un siglo de servicios, con chorradas del mundo del corazón (del bajo vientre, que dice mi amigo Pancracio Celdrán).
Bueno, uno tiene que ganarse el pan oiga.
La única gracia que le encontré al evento, fue Lucía; una gallega hermosa, con aspecto de cantante irlandesa y los ojos del color de los de mi nena. Me acerqué a ella con mi excusa de esta noche:
¡Sonno un paparazzi!..., ma...lei, é famosa?
-Tú eres un jeta pero hazme unas fotos.
Cambié al Castellano que hablamos en Madrid sin decir una palabra, le hice varias fotos, y todas son estupendas.
Después de fomentar una bronca en la recepción, me largué de allí.
Estos marrones se los podrían colocar a los becarios, seguro que le ponen más pasión a la cosa.
Volví a la oficina un poco mosquis, y me puse a ver las fotos; ella seguía allí, intentando adivinar en qué revista saldría.
He intentado dormir, pero su sonrisa echaba tanta luz dentro de mi cabeza...

23.10.06

Mutiny aboard

¡Hay tanto por hacer...!, la tarea es infinita, y para colmo, la Astenia Maleficarum (según M.Collin de Plancy en su Diccionario Infernal), me ha atacado. Estoy dudando entre abandonar parte de mis obligaciones con alguna argucia que colarle a Producción, o pedir vacaciones. La cuestión es que yo no quiero vivir así; me gusta tener tiempo, casi diría que es mi único anhelo.
Las empresas (sean estas las que sean), exigen a veces demasiado, y todos tenemos un mundo propio a cuestas que llevar dignamente.
¡Yo me rebelo!, y engañaré a quien sea para tener el tiempo de mimarme, porque me quiero, y soy lo único que en verdad tengo.

18.10.06

La memoria

Se sufre mucho por la memoria estos días; ocurre a nivel doméstico e informático. Pero cuando falla la memoria histórica, es hora de empezar a preocuparse. Cármen de Burgos, la maestra, periodista y escritora almeriense (conocida en la época como Colombine) y Clara Campoamor, diputada del Partido Radical, no figuran en ninguna enciclopedia. Lo curioso es que si bien mucha desmemoria puede achacarse a los vaivenes de la política, en este caso es achacable al mundo editorial.
Isaías Lafuente me ha hecho pensar en esto como una afrenta a la educación.
Hace 75 años, Clara Campoamor y Colombine, junto a un perfumado ramillete de mujeres avanzadas de la época, consiguieron el voto para la mujer española, luchando denodadamente contra una sociedad machista e incluso mujeres valiosas como la mismísima Victoria Kent (que para muchos lectores de hoy podría ser la madre de Clark).
EXIJO DESDE EL INFIERNO LA INCLUSIÓN DE ESTAS MUJERES EN TODAS LAS ENCICLOPEDIAS DE NUEVA PUBLICACION.*

* A partir de los tres millones de nuevas enciclopedias vendidas, se exigirá el canon infernal al uso, o sea las 500 luciérnagas de rigor a tratar con Marcinkus

17.10.06

Josto Maffeo


Quizás Uds.no le conozcan, es un italiano milagroso que comentaba noticias en las mañanas de los fines de semana en Radio 1.
Como el Ente está hecho polvo por los abusos del pasado y una necesidad de reestructuración, decidió prescindir de sus servicios. Cualquiera de vosotros que lo hubiera escuchado sabría, de qué clase de hombre hablamos. Hay profesionales que se hacen imprescindibles por el bienhacer y/o la gracia; este periodista reúne ambas cualidades.
NOESUNDIACUALQUIERA ya no es lo mismo (además porque le quitaron una hora). Es un programa amplio, que puede congregar a públicos disímiles, y todos tenemos algo que extraer de allí. Pido desde el INFIERNO S.A. que a las brillantes colaboraciones (a las otras me dá igual) que tiene el programa se les sume una vez más, Josto Maffeo, cuando acabe su tarea de: OJO POR OJO, LENTE POR LENTE en el Sáhara y aledaños.
¡Encima no duerme el tío!
Si quisiérais saber de él preguntad en: www.josto.net

14.10.06

Feriado diablil

Creo firmemente en que los libros deben leerse como fueron escritos; en estos días, leo un relato cada noche de: Bar del Infierno, de Alejandro Dolina. Se sugiere en este libro, la posibilidad de leer un relato cada día, pues cada noche, el "Narrador de historias" se ve obligado a contar (sin que nadie le preste atención en el bar infinito) un episodio con protagonistas, distintos y distantes. Es obvio que se disfruta más del libro si se es de algún barrio de Buenos Aires, sea Flores, Foresta, Mataderos o cualquier otro limítrofe. No quiero con esto decir que "El negro Dolina", haya escrito una pieza cada jornada, sólo que he aceptado el poco claro reto, como una de las opciones de leerlo.
Hay otro libro en cambio, que vengo leyendo desde hace veinte años; El Libro del Desasosiego, de Fernando Pessoa. En parte se trata de una actitud de lector obediente con las sugerencias y circunstancias de cada obra; también de una estratagema pueril que me permita aliviar el miedo a terminarlo algún día. Los fragmentos que componen este libro, pertenecen a distintas épocas; hay escritos de 1914 y de poco antes de su muerte por cirrosis a los 47 años. Pessoa ya murió una vez, el 30 de Noviembre de 1935, yo no puedo permitir que muera otra vez.
De tanto abrirlo aquí i allá, sin orden ni concierto, está hecho unos zorros el pobre, pero cada tanto me da la impresión de encontrar un texto nunca leído. Hoy ha sido uno de esos días en los que hallé una gemma nueva, y leí con la satisfacción casi olvidada las palabras que me estaban dirigidas.
Bueno, os tengo que dejar, se nos ha escapado un elfo exhibicionista, y ya tenemos por aquí suficientes problemas.

1.10.06

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Tengo muchísimo trabajo, hay una fila de peritos pidiendo consejo para ocultar trapicheos, entre ellos, el grupo más numeroso, es el de los que quieren el número de Pedro J. (¿se habrán creído que esto es el 118666?)
Así que queridos, me voy a quitar de encima al pesado de un interno: El talibán ortográfico, que hace siglos me viene pidiendo una cuña gratis. (Uds. verán, es un poco rarillo el tío)
Su página se llama cortoyconficcion, léanle si quieren mientras yo solvento estos enojosos asuntos.
¡Nooo, tengo una idea mucho mejor!, compren el libro de Alejandro Dolina: Bar del Infierno.
¿Saben Uds. acaso de algún homenaje mejor a los escritores que nos gustan?.
Esta pausa mía aliviará al menos un poco los dañinos efectos colaterales de bloguear en vuestros ojos (a los que me leéis, claro).
¿No soy un diablito encantador?, y sino, ¿cómo os atraigo para haceros la putada.

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