23.11.06

Siempre tengo la tentación de empezar a escribir mi legado, pero la certeza de que será una tarea ardua, no porque mi bagaje espiritual sea muy extenso, sino porque mi energía es escasa, me ha alejado de la tarea. Creo además que es bastante improbable que en lo que escriba, haya un aporte siquiera mínimo, a todo lo que ya han dicho otras personas con mayor clarividencia y talento y a los que al parecer nadie hace ni puto caso. La visión del mundo de cualquier persona, varía sustancialmente de acuerdo a lo que (y como ) le ha tocado vivir. Ya mi madre, hace una eternidad, repetía una frase oída en su infancia, "Cada uno habla de la feria según le ha ido en ella".
¿Y como ha ido la feria queridos?; ¿estáis seguros de que habéis hecho todo lo posible?; ¿engañasteis o al menos intentasteis hacerlo?.
Si volvéis a casa con peras pochas o lenguados estrábicos es que algo estaba mal calculado.
¿Porqué os da miedo en el último momento cuando acechan los sueños que siempre invocasteis?; ¿ Qué os hace descartar el probable espejismo por el espejismo absoluto?.
Estoy en la punta de un trampolín, debajo bullen aguas oscuras, voy a saltar; y como dijo mi amigo el Chapulín colorado: "¡Síganme los buenos! ".

16.11.06

Humildad

-El hombre podía ser un idiota, dije, pero al menos, había decidido elaborar una visión del mundo, estrictamente personal; no aceptar sin más, lo que otros habían pensado o desarrollado por él.
-Venga, no me jodas, que el tipo pretendía explicar : el viento y la primavera, las fases de la Luna y la condición humana, sin contar con los miles de hombres más capacitados que él, que a través de los siglos dieran una explicación coherente a estos fenómenos…Estaba como una cabra.
Como tantas otras veces, me ocurría, abandonaba la idea de sostener mis convicciones o razonamientos debido a una mezcla de inseguridad y pereza intelectual. Escucharme a mí mismo en algunas ocasiones, me producía una especie de incomodidad e irritación; callaba entonces, dando a mi interlocutor pié para que pensara que sentía su argumento más convincente que el mío ( aunque estuviera a años luz de esa eventualidad). Me daba de paso, una gruesa capa de barniz de humildad, que me resultaría de gran utilidad en otra escaramuza.

11.11.06

Uno tambien tiene su corazoncito

Hoy, mientras le indicaba a una viejecita un lugar para cruzar al parque, por donde las posibilidades de ser arrollada eran extremas, pensaba en vosotros, en todo lo bueno que me dais; en las horas magníficas que paso leyendo vuestras historias. Esas que si no fuera por vuestro intermedio no habría vivido nunca. Gracias a todos (me toca los huevos esa moda de duplicar los destinatarios por ser políticamente correcto) por si algún día me destinan a otro planeta y no me puedo despedir por las prisas.

6.11.06

...o aceptar el trato e ir pareciéndome cada día más a mí mismo

Tenía en la cabeza el post definitivo, lo fuí construyendo en ese mosaico dulce de la antesala del sueño; arriesgando incluso la posibilidad odiosa de desvelarme. Lo rehice muchas veces, hasta que quedé satisfecho con su contundencia y belleza, entonces me dormí con la satisfacción del deber cumplido y un texto hermoso en el morral. Viajé toda la noche por tierras deconocidas contagiando a los seres de los sueños con mi felicidad de estreno y aprendiendo de su peculiar cultura. Al arribar la mañana en el camión de la basura, una tierna modorra me lamía los tuétanos; me fui metiendo en mi vida despacito, puse la radio (primer error) y escuché a un locutor que decía, letra a letra mi escrito decisivo. No llegué siquiera a sorprenderme, porque un segundo camión me despertó; cabreado y en calzoncillos salí para preguntarles si cobraban por decibelio... era el camión de la basura.
Me estaba meando, así que fue un poco lo de siempre, de mala leche y sufriendo como desperté. Decidido a mejorar el prosaico comienzo del día, me dispuse a escribir la joya de la corona (segundo error): había desaparecido. Me esforcé hasta perder la paciencia, recordé a los oniritas tan divertidos de la noche y me pregunté si no es que se reían por la putada que me estaban haciendo. Desesperado por esta eventualidad, opté por jugar con sus reglas: me concentré en recordar lo que sonaba en la radio. Sólo pude recordar el final y supe que la próxima sería una nochecita burlona, decía así: