21.6.06

DML quedó en libertad pocos días después y decidí merodear por su casa con la remota esperanza de poder hablar con él. Al principio, una ligera paranoia me impedía estar parado mucho tiempo en una misma esquina; poco a poco fui ganando confianza y me pasaba horas enteras mirando hacia la casona. En un bar próximo pasaba también las horas muertas, llenándome de cañas. Le pregunté al camarero por su vecino tristemente ilustre, le mentí que era periodista y noté que me trataba con una cierta deferencia que me agradaba. Me dije que era una suerte que la gente fuera tan simple mientras le oía decir que no lo había vuelto a ver más que en la tele.
El de la barra tenía su teoría con respecto a la probable reclusión : decía que, lógicamente, ahora que todo el mundo le conocía, prefería no mostrarse y sustraerse así del morbo y la curiosidad . Después de tocar el timbre de la casa a diferentes horas y días, (sería el quinto o sexto día de mi vigilia) y bajo los efectos de un montón de alcohol que llevaba encima salté la verja por la parte trasera del chalet. Una vez dentro, sentí una extraña sensación en el estómago; lo de las rodillas era más definible, me temblaban. Protegido por las sombras que se acentuaban en aquella hora, rodeé la casa . Pasé cerca del patio donde la tierra removida me dio un pequeño escalofrío; una ventana y una puerta que daban a la parte posterior eran las mejores opciones a colarme dentro. Cuando rompí el cristal de la ventana, sonó una campanilla en mi cerebro, y me di cuenta de que lo que estaba haciendo era una completa burrada; y además, ¿desde cuando era yo capaz de hacer estas cosas. Me dije que dejaría de beber, y conforme con mi decisión me deslicé al interior.

1 comentario:

PRIMAVERITIS dijo...

¿a que se encuentran en la cárcel?
Anda! es mi día de suerte! la palabra de verificación es Donut!