Leimos lo que nos quedaba del libro., una vez puesto cierto orden en la disposición aleatoria de los escritos, estuvimos de acuerdo en que había una progresión violenta y autodestructiva en nuestra hipotética cronología de los sueños. En la simbología onírica de DML, la navaja ocupaba un lugar de privilegio, porque contamos 14 sueños en que aparecía la famosa navaja que nunca vimos, y al parecer la policía tampoco. Parecía que la importancia de este objeto, gracias a la posesión del libro, solo era conocida por nosotros.
Comencé a tener extrañas pesadillas en las que, una y otra vez, los protagonistas eran mi navaja y una progresiva pérdida de la razón. Poco a poco me iba identificando más y más a aquel hombre extraño; el punto de partida había sido nuestro fetiche compartido. Su navaja y la mía eran un elemento omnipresente. Recuerdo que cuando murió mi padre fué la única cosa que quise, siquiera di a mis hermanos la posibilidad de una negociación al respecto. La robé de su cajón la misma tarde de su muerte y la mantuve escondida hasta que abandoné la casa familiar años más tarde. Mi padre me había dicho en el curso de una cacería que el espíritu de un hombre vivía en sus objetos más preciados; ese día me había dejado disparar por primera vez, y me pareció que no era una coincidencia, que un ritual de iniciación había tenido lugar y que cada detalle debía tomarse como una ley del oscuro mundo de los adultos.
Apuntaba detalladamente todo lo que podía recordar de aquellos malos sueños y me limitaba a guardar un silencio estricto sobre ellos. Mi conducta corría la misma suerte que mis sueños y se deterioraba mi relación con los demás. Sandra intuyó que yo era un barco que se hundía porque, sin explicación alguna, dejó de llamarme y siempre tuvo una excusa a mano en las contadas ocasiones en que volví a llamarla. Llegué a profundizar tanto en el libro, que mis sueños eran la mera puesta en escena del onirismo de aquel hombre muerto y olvidado a las pocas semanas por el gran público.
Mi vida, sin embargo, se ligaba más y más cada día a las huellas imprecisas dejadas por aquel ser peculiar y atormentado por un mundo exterior que le desesperaba.
1 comentario:
realmente intrigada
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