11.7.06

Cada día al levantarme, estoy más cerca del desastre final y no
parece que la reacción a tan delicada situación surja de las sombras
como por encanto. En el fondo, siento que haga lo que haga, seguiré
siendo un hombre triste, así las cosas, ¿de que me servirá salvar este
obstáculo si no voy a ninguna parte?.
Maldigo al dios de los repartos, porque no me dió energías suficientes para intentar ser feliz ni la estupidez necesaria para ignorar el problema.
Veo tipos por ahí fuera que ponen su vida al servicio de ideales incomprensibles, que son capaces de ser luchadores tenaces, sólidos pilares de la especie humana o borrachos inútiles que justifican la existencia de los altruistas a tiempo parcial de las ONG. De todos siento una envidia mal disimulada, porque mi vida no parece tener
ningún sentido; ni meta más que el sufrirla como un espectador insatisfecho, que no abandona la función ni disfruta de ella.
Me deslizo por la ciudad arrastrando mi incapacidad para la lucha y me pregunto:¿que ocurre dentro de las cabezas de toda esa gente indescifrable con la que me cruzo cada día?. Veo sus caras y no parecen traslucir ninguna tormenta interior, les escucho hablar y no parecen verse inmersos en ningún problema existencial, más bien parece que fueran incapaces de captar la posibilidad de los problemas existenciales. Entonces, si es posible vivir en la inconciencia, ¿porque no puedo yo ser uno de ellos?, ¿porqué me cuesta tanto aceptar la crudeza de este juego ?

3 comentarios:

Susy dijo...

Querido escritor,
ahora que he leido tus post anteriores pendientes, en este último me he quedado hecha un lio.
No se si lo escrito forma parte de la reflexión interna del protagonista de tu estupenda y bien estructurada historia o es de tí del que cuentas.
O tal vez de ambos.
No obstante, recuerda. Siempre lo que vemos de otros son apariencias. Es altamente probable que con quien te cruzas, observas y tratas, ande en tribulaciones parejas a las que describes, o en peores trances.
Mirarse constantemente a uno mismo, genera un concreto tipo de espejismo que desenfoca y deforma hasta la más elemental evidencia o realidad.

Un abrazo muy fuerte.

PRIMAVERITIS dijo...

También me he despistado un poco, a ver como sigue

nacho dijo...

Las energías suficientes para intentar ser feliz no las da el dios de los repartos. Además, la felicidad funciona con energías renovables.