!
Debería guardar los últimos comentarios de este blog que hoy termina: son el alimento del que se nutrirá mi corazón inquieto.
Debo admitir que siento pena al dejar el Infierno, pero las normas son las normas, y he decidido hace años, que mis espacios tendrán una duración limitada.
Soy muy afecto a permanecer, a succionar el alma de los que se me acercan, por eso me he convertido en un ser generosamente esquivo. Nada me dolería más, que esta interacción magnífica que hemos mantenido el último año y medio, se convirtiera en una costumbre a-pasional.
Me han enamorado las mujeres, he confraternizado con hombres magníficos; todos, me habéis dado en vuestras casas, y de visita, momentos extraordinarios de gozo. Muchos de vosotros sois el ejemplo viviente de que nuestra sociedad está enferma; que las joyas que ofrecéis generosamente, no tienen valor comercial, pero sí unos cuantos garrulos insultándose en prime time. Yo seguiré vuestros pasos, porque ya no podría andar sin ellos.
¡Sois libres queridas!, nadie os acosará con tanto descaro, a todas, y al mismo tiempo. ¡Sois libres lectores masculinos!, que afortunadamente, ni sois "machos", ni sois muchos; también os he admirado, como a ellas, pero si os hubiese tirado los tejos, habría comprometido una baza que en realidad no me nace, y por ello, no habría de funcionar. ¡¡Hasta la belleza siempre!
INFIERNO S.A.
25.6.07
15.6.07
Florecer efímero
***********************
No hay ya energía en mí, y todo mi depliegue vital consiste en encontrar los atajos por los que transitar por un mundo que no me gusta; no tengo la entidad suficiente para florecer en este hábitat, y me oculto en las sombras, donde también algunas veces vislumbré el Paraíso.
Pero soy una fuente que mana cada tanto un elixir singular, que sabe a bellas palabras en la noche o a música de ensueño en días de alborozo existencial.
Hay un punto de humanidad conmovedora en algunas particularidades mías y otras facetas, patéticas, o francamente irritantes. No puedo decir qué escala de razón pretendo tener, y sin embargo doy pistas diciendo que en un extremo de la cuerda está Leonardo, y en el otro, yo, junto a un par de monos con pajarita. Mientras vivo sin motivo aparente, mentes infinitamente superiores a la mía diseñan este mundo de milagros tecnológicos y económicos, y al mismo tiempo una farisea estrategia de generosidad en segunda instancia hacia los pueblos a quienes condenamos con nuestros prodigios.
Soy uno de esos poetas de ocasión, nunca un profesional de la poesía, pues desconfío de los que pueden acometer la expresión a tiempo completo. Tímido e irresoluto, soy un inútil a cualquier efecto práctico, pero a veces… encadeno las palabras de tal forma, que hombres hechos y derechos, han sentido el aguijón de la sensibilidad desbaratar su miedo a las mariconadas; y mujeres soñadoras admitieran un "touchè" de ese a quien creían o querían ver. Luego se desilusionan claro, pero…¡ hay tantas mujeres que engañar suavemente !, que embriagar con palabras, como serpientes que hipnotizan aquello en nosotros que es pajarillo.
Admiración y afecto, eso buscan, como todos, los poetas fugaces, para florecer como cualquier otro lo haría de su propia savia, pero saben que es meta muy alta y sus fuerzas escasas, por eso se engalanan con palabras, para dar la sensación de que aún existen, y su cuerpo marchito es una realidad que puede ser obviada en aras de la lírica.
Algunos hombres magníficos, malabaristas geniales de la belleza poética como Felipe Benitez Reyes me han marcado metas tan lejanas que ya no puedo escribir poesías sin que se me suelten los perros del sentido del ridículo. Pero tengo que escribir, porque es mi lado fuerte, tengo los músculos con forma de adjetivos, tensos como sustantivos que cambian el sentido de una frase. Es mi forma de seducir, sin mostrar la cojera del espíritu.
No voy detrás de la gloria; como dijo el gran portugués: "...escribir es mi forma de estar solo", ni busco la inmortalidad, por una aversión física a lo permanente, y me alineo con Woody Allen cuando sentenció: "La eternidad es muy larga, sobre todo al final".
No hay ya energía en mí, y todo mi depliegue vital consiste en encontrar los atajos por los que transitar por un mundo que no me gusta; no tengo la entidad suficiente para florecer en este hábitat, y me oculto en las sombras, donde también algunas veces vislumbré el Paraíso.
Pero soy una fuente que mana cada tanto un elixir singular, que sabe a bellas palabras en la noche o a música de ensueño en días de alborozo existencial.
Hay un punto de humanidad conmovedora en algunas particularidades mías y otras facetas, patéticas, o francamente irritantes. No puedo decir qué escala de razón pretendo tener, y sin embargo doy pistas diciendo que en un extremo de la cuerda está Leonardo, y en el otro, yo, junto a un par de monos con pajarita. Mientras vivo sin motivo aparente, mentes infinitamente superiores a la mía diseñan este mundo de milagros tecnológicos y económicos, y al mismo tiempo una farisea estrategia de generosidad en segunda instancia hacia los pueblos a quienes condenamos con nuestros prodigios.
Soy uno de esos poetas de ocasión, nunca un profesional de la poesía, pues desconfío de los que pueden acometer la expresión a tiempo completo. Tímido e irresoluto, soy un inútil a cualquier efecto práctico, pero a veces… encadeno las palabras de tal forma, que hombres hechos y derechos, han sentido el aguijón de la sensibilidad desbaratar su miedo a las mariconadas; y mujeres soñadoras admitieran un "touchè" de ese a quien creían o querían ver. Luego se desilusionan claro, pero…¡ hay tantas mujeres que engañar suavemente !, que embriagar con palabras, como serpientes que hipnotizan aquello en nosotros que es pajarillo.
Admiración y afecto, eso buscan, como todos, los poetas fugaces, para florecer como cualquier otro lo haría de su propia savia, pero saben que es meta muy alta y sus fuerzas escasas, por eso se engalanan con palabras, para dar la sensación de que aún existen, y su cuerpo marchito es una realidad que puede ser obviada en aras de la lírica.
Algunos hombres magníficos, malabaristas geniales de la belleza poética como Felipe Benitez Reyes me han marcado metas tan lejanas que ya no puedo escribir poesías sin que se me suelten los perros del sentido del ridículo. Pero tengo que escribir, porque es mi lado fuerte, tengo los músculos con forma de adjetivos, tensos como sustantivos que cambian el sentido de una frase. Es mi forma de seducir, sin mostrar la cojera del espíritu.
No voy detrás de la gloria; como dijo el gran portugués: "...escribir es mi forma de estar solo", ni busco la inmortalidad, por una aversión física a lo permanente, y me alineo con Woody Allen cuando sentenció: "La eternidad es muy larga, sobre todo al final".
11.6.07
Correo mágico
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Querida Amèlie, después de colgar contigo me llevé un buen susto; alguien golpeo la puerta con bastante violencia para la hora que era, me levanté sobresaltado y pregunté quien era, una voz profunda; dijo algo que no entendí y entreabrí la puerta con la cadena echada. Vi a un tipo muy extraño, con un sombrero de ala ancha y una capa negra que le cubría la mitad del rostro.
- Correo sobrenatural- dijo secamente, - firme aquí-… y me mostro un libro que bien podía ser de un catálogo de pócimas mágicas o atrezzo de una peli de Harry Potter.
Vencidas mis reticencias al ver que venía con un perro de dos cabezas que no disimulaba su animadversión por los mortales a medio vestir, le eché una firma rápida y temblorosa, entonces me dió un pergamino que olía a armario de faraón egipcio sin descubrir; esto leí en él:
Estimado herr Muharrib, he sabido de sus contactos con serres sobrenaturrales y pensado en pedirr ayuda de Ud. parra contactarr hada perrdida. A medianoche intentarré contacto telepático parra obviarr deficiencias idiomaticos. Escrritoamanomío con errorres, comunicación mental gut. Hans Poelzig.
Querida Amèlie, después de colgar contigo me llevé un buen susto; alguien golpeo la puerta con bastante violencia para la hora que era, me levanté sobresaltado y pregunté quien era, una voz profunda; dijo algo que no entendí y entreabrí la puerta con la cadena echada. Vi a un tipo muy extraño, con un sombrero de ala ancha y una capa negra que le cubría la mitad del rostro.
- Correo sobrenatural- dijo secamente, - firme aquí-… y me mostro un libro que bien podía ser de un catálogo de pócimas mágicas o atrezzo de una peli de Harry Potter.
Vencidas mis reticencias al ver que venía con un perro de dos cabezas que no disimulaba su animadversión por los mortales a medio vestir, le eché una firma rápida y temblorosa, entonces me dió un pergamino que olía a armario de faraón egipcio sin descubrir; esto leí en él:
Estimado herr Muharrib, he sabido de sus contactos con serres sobrenaturrales y pensado en pedirr ayuda de Ud. parra contactarr hada perrdida. A medianoche intentarré contacto telepático parra obviarr deficiencias idiomaticos. Escrritoamanomío con errorres, comunicación mental gut. Hans Poelzig.
10.6.07
Nada
Tiempo antes de que dejara de verte había aprendido que mi corazón no es capaz de grandes hazañas, ni de confirmar los valores esenciales de la humanidad, sintiendo lo que es obligado sentir. Debo pertenecer a ese gremio oblicuo que desaira de algún modo a los bienpensantes y a los otros; y no es capaz de integrarse, ni en lo bueno ni en lo malo de las gentes. He desarrollado todas las taras y los vicios de todos los estratos, sólidamente, como quien desea dejar claro su empeño en no ser nada. Y fué por amor.
Amor a todo y a nada (que es lo que se obtiene al apostar por "todo").
Nada que huela a definitivo; nada que esté garantizado de por vida, tuvo ni tiene buena prensa en los callejones de mi forma de ser, o de no ser, como quiera verse, y sin embargo en mis sueños más cuidados, el amor siempre es eterno.
Hace ya muchos años que no nos vemos, y puede que ya no volvamos a vernos, pero no te he olvidado; y en estos momentos difíciles recuerdo con una cierta envidia, aquella tu fortaleza.
Te quiero y te he querido, …seguramente, nunca lo suficiente.
Feliz Cumpeaños Mamá
9.6.07
Diatriba tímida
””””””””””””””””””””””””
Hay días en que me levanto con una energía que augura un día útil, sin embargo, poco a poco se va diluyendo . Tras el café, comienzan a agolparse las intenciones y los proyectos a una velocidad tal, que apenas consigo recordar parte de ellos al lavar la taza. Un día me digo que tendría que escribir todos estos pensamientos aunque carecieran del menor valor, al menos como testimonio de mi individualidad como ser humano y pensante; al otro, encuentro como una pretensión absurda el dilapidar el tiempo en confesiones o elegías que nadie habrá de leer. Los desvaríos de un renegado depresivo no son una materia de interés mas que para los de su especie, y estos, si bien dedican su tiempo a las causas perdidas, no tienen la fuerza para trasladar mi voz a la plaza pública. Los constructores del mundo necesitan dedicar ese tiempo a dominar el uso de las herramientas que aceleren la erección de la babélica torre global, y los zánganos de todas las sandeces, al futbol, los concursos de la tele y porqué no, a sus propias erecciones. Una visión pesimista del mundo no es atractiva para los que todavía creen que el mundo puede ser suyo, para los que, sin contar los muertos, se afanan en participar en el ominoso festín de la ambición humana.
Aspiro a un mundo modesto, sin estridencias ni brutalidad, quizas cohibido por mi debilidad física y espiritual; pero en definitiva, un mundo más habitable y gentil.
Es una dura y baldía tarea predicar que todos habremos de ser víctimas en algún momento, de los anhelos propios o ajenos, y por ello, debiéramos ponerles límites razonables.
Abomino de la crueldad de la guerra como fruto envenenado de las ambiciones personales de los traficantes del odio y la insensatez de todos los confines. Reniego de todos los nacionalismos como ecuaciones reducibles al tribalismo y al egoísmo , en última instancia, de los que tienen astucia y ascendiente para generar los conflictos. De los que se aprovechan de las frustraciones personales de los ignorantes y del deseo de canalizar los más básicos instintos de los psicópatas y los legionarios de la maldad genética.
Hay días en que me levanto con una energía que augura un día útil, sin embargo, poco a poco se va diluyendo . Tras el café, comienzan a agolparse las intenciones y los proyectos a una velocidad tal, que apenas consigo recordar parte de ellos al lavar la taza. Un día me digo que tendría que escribir todos estos pensamientos aunque carecieran del menor valor, al menos como testimonio de mi individualidad como ser humano y pensante; al otro, encuentro como una pretensión absurda el dilapidar el tiempo en confesiones o elegías que nadie habrá de leer. Los desvaríos de un renegado depresivo no son una materia de interés mas que para los de su especie, y estos, si bien dedican su tiempo a las causas perdidas, no tienen la fuerza para trasladar mi voz a la plaza pública. Los constructores del mundo necesitan dedicar ese tiempo a dominar el uso de las herramientas que aceleren la erección de la babélica torre global, y los zánganos de todas las sandeces, al futbol, los concursos de la tele y porqué no, a sus propias erecciones. Una visión pesimista del mundo no es atractiva para los que todavía creen que el mundo puede ser suyo, para los que, sin contar los muertos, se afanan en participar en el ominoso festín de la ambición humana.
Aspiro a un mundo modesto, sin estridencias ni brutalidad, quizas cohibido por mi debilidad física y espiritual; pero en definitiva, un mundo más habitable y gentil.
Es una dura y baldía tarea predicar que todos habremos de ser víctimas en algún momento, de los anhelos propios o ajenos, y por ello, debiéramos ponerles límites razonables.
Abomino de la crueldad de la guerra como fruto envenenado de las ambiciones personales de los traficantes del odio y la insensatez de todos los confines. Reniego de todos los nacionalismos como ecuaciones reducibles al tribalismo y al egoísmo , en última instancia, de los que tienen astucia y ascendiente para generar los conflictos. De los que se aprovechan de las frustraciones personales de los ignorantes y del deseo de canalizar los más básicos instintos de los psicópatas y los legionarios de la maldad genética.
8.6.07
Cadenas de cristal para Amelie
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Querida Amèlie, me has hecho recordar las delicias de aquella tregua maravillosa; aquellas dos horas en que estuve a tu lado, viéndote encarrilar el mundo de los otros. No recuerdo la música que sonaba, solo recuerdo aquellos carbones de tus ojos, la picardía inocente y generosa de personaje inolvidable que enamora con un gesto.
Mi alma ha regresado, la ví hoy por la mañana comprando un libro de poesías llamado: La lógica de Orfeo; por la única razón de haber oído por la radio, un poema de Ana Merino incluído en él. No le dije nada, no quise entretenerme porque andaba visitando clientes y cobrando facturas (quizás por eso no le dije nada). Se la veía contenta con el libro bajo el brazo por las aceras soleadas pensando en miradas de perras enigmáticas y paseos del brazo de un hada por las calles de Berlín al comienzo de un verano que nunca ocurrió. Creo que en un momento buscaba tu mirada en las muchachas que se cruzaban en su camino, pero no debe haberla encontrado, no se dió la vuelta ni una sola vez.
Ni ella ni yo sabemos cómo es tu mirada, y puede que nunca lo sepamos, pero hemos hablado de ello, y llegamos a la conclusión de que en tu mirada, la que tú ves frente al espejo, no se ven las cosas que se ven desde nuestra distancia; porque has deseado tener lo que ya tienes, porque deseas conmover los corazones que ya están sometidos.
Me gusta pasear por este mundo frágil, sujeto por cadenas de cristal amarradas a sueños y aspiraciones íntimas; me gusta que me busques y buscarte, cuando una sed indescriptible nos puebla el pensamiento de poesía. Quiero oir, al cerrar los ojos, un cuento que me lees desde lejos; y escuchar claramente el acento de la amada patria de la sensibilidad en tu voz, porque somos extranjeros de lo cotidiano, cuando nos buscamos. Te ofrezco esta cadena transparente, que no ata más que aquello que queramos. En ella viajan tus ojos misteriosos y la prolija falsedad de mi flequillo. Mezclados los deseos verdaderos con aquellos que surgen de lo lúdico y no deben nunca rendir cuentas; nos besamos a través de esta cadena sin que lleguen a tocarse nuestros labios, pero ¡¡ que agradable sensación!! sentir la suavidad de este cristal en contacto con el alma.
Querida Amèlie, me has hecho recordar las delicias de aquella tregua maravillosa; aquellas dos horas en que estuve a tu lado, viéndote encarrilar el mundo de los otros. No recuerdo la música que sonaba, solo recuerdo aquellos carbones de tus ojos, la picardía inocente y generosa de personaje inolvidable que enamora con un gesto.
Mi alma ha regresado, la ví hoy por la mañana comprando un libro de poesías llamado: La lógica de Orfeo; por la única razón de haber oído por la radio, un poema de Ana Merino incluído en él. No le dije nada, no quise entretenerme porque andaba visitando clientes y cobrando facturas (quizás por eso no le dije nada). Se la veía contenta con el libro bajo el brazo por las aceras soleadas pensando en miradas de perras enigmáticas y paseos del brazo de un hada por las calles de Berlín al comienzo de un verano que nunca ocurrió. Creo que en un momento buscaba tu mirada en las muchachas que se cruzaban en su camino, pero no debe haberla encontrado, no se dió la vuelta ni una sola vez.
Ni ella ni yo sabemos cómo es tu mirada, y puede que nunca lo sepamos, pero hemos hablado de ello, y llegamos a la conclusión de que en tu mirada, la que tú ves frente al espejo, no se ven las cosas que se ven desde nuestra distancia; porque has deseado tener lo que ya tienes, porque deseas conmover los corazones que ya están sometidos.
Me gusta pasear por este mundo frágil, sujeto por cadenas de cristal amarradas a sueños y aspiraciones íntimas; me gusta que me busques y buscarte, cuando una sed indescriptible nos puebla el pensamiento de poesía. Quiero oir, al cerrar los ojos, un cuento que me lees desde lejos; y escuchar claramente el acento de la amada patria de la sensibilidad en tu voz, porque somos extranjeros de lo cotidiano, cuando nos buscamos. Te ofrezco esta cadena transparente, que no ata más que aquello que queramos. En ella viajan tus ojos misteriosos y la prolija falsedad de mi flequillo. Mezclados los deseos verdaderos con aquellos que surgen de lo lúdico y no deben nunca rendir cuentas; nos besamos a través de esta cadena sin que lleguen a tocarse nuestros labios, pero ¡¡ que agradable sensación!! sentir la suavidad de este cristal en contacto con el alma.
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